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Una gran nación asaltada por la guerra no sólo tiene que proteger sus fronteras: también debe proteger su sentido común. Debe protegerse de las alucinaciones, injusticias y locuras que la peste deja escapar.
Una gran nación asaltada por la guerra no sólo tiene que proteger sus fronteras: también debe proteger su sentido común. Debe protegerse de las alucinaciones, injusticias y locuras que la peste deja escapar.