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La séptima regla de la ética de los medios y los fines es que, en general, el éxito o el fracaso es un poderoso determinante de la ética. El juicio de la historia se apoya en gran medida en el resultado del éxito o del fracaso; marca la diferencia entre el traidor y el héroe patriótico. No puede haber un traidor que triunfe, porque si triunfa se convierte en un padre fundador.