-
La autoridad del Estado nunca puede ser un fin en sí misma; porque, si así fuera, cualquier tipo de tiranía sería inviolable y sagrada. Si un gobierno utiliza los instrumentos de poder que tiene en sus manos con el propósito de llevar a un pueblo a la ruina, entonces la rebelión no sólo es el derecho sino también el deber de todo ciudadano individual.