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No creo que ni el autodesprecio ni el engrandecimiento estén entre las cualidades que definen a un artista... Beethoven podría haber sido perdonado si sus sinfonías se le hubieran subido a la cabeza. También se podría perdonar a Gretchaninoff si su Dobrinya Nikititch se le hubiera subido a la cabeza. Pero a ninguno de los dos se le podría perdonar que escribiera una obra amoral, servil, obra de un lacayo.