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Sugiero que la política exterior de EEUU aún puede definirse como "bésame el culo o te parto la cabeza". Pero por supuesto no lo dice así. Habla de "conflictos de baja intensidad...". Todo esto se suma a una enfermedad en el centro mismo del lenguaje, de modo que éste se convierte en una mascarada permanente, en un tapiz de mentiras.