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La música del alma es también la música de los vendedores. Cuenta el valor de cambio, no el valor de verdad. En ella se centra la racionalidad del statu quo, y toda racionalidad ajena se pliega a Ella.
La música del alma es también la música de los vendedores. Cuenta el valor de cambio, no el valor de verdad. En ella se centra la racionalidad del statu quo, y toda racionalidad ajena se pliega a Ella.