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Aprendí trabajando en el mundo de la moda que si tengo un día en el que me siento abofeteada, o si alguien se ha portado mal, sólo tengo que volver a levantarme y será otro día. Pienso en lo que agradezco. Miro a mis hijos y a mi marido y pienso: 'Vaya, soy una persona muy afortunada'.