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La vida no era justa. Si querías algo tenías que cogerlo. Antes de que otro te lo quitara. Diseccionada hasta su esencia, la vida era una larga serie de saltos de nenúfar. Los más rápidos e ingeniosos eran capaces de adaptarse y sobrevivir; todos los demás eran aplastados cuando una criatura más ágil aterrizaba en el nenúfar que habían ocupado durante demasiado tiempo.