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La noche... está llena de vigías bestiales, que trenzan las extremidades y los intersticios de la ciudad intemporal, portentos caídos, deidades consteladas que se desploman en cenizas y humo, vagando por las ciudades apócrifas, las ciudades de la especulación y del desorden reconstituido, de la inseminación y de la incipiencia, barridas por la oscuridad.