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No es de extrañar que los príncipes y reyes sean payasos que hacen cabriolas en sus anillos de serrín, cuando la gente corriente, como tú y como yo, son los constructores de su destino...
No es de extrañar que los príncipes y reyes sean payasos que hacen cabriolas en sus anillos de serrín, cuando la gente corriente, como tú y como yo, son los constructores de su destino...