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Muchos escritores en ciernes pasan mucho tiempo evitando el trabajo que tienen entre manos. La forma más común de evitar la escritura es la procrastinación. Es el mayor enemigo del escritor. No hay mucho que decir al respecto, salvo que, una vez que decidas escribir todos los días, debes sentarte ante el escritorio o la mesa durante el tiempo necesario, escribas o no. Tómese su tiempo aunque las horas parezcan infructuosas. En el mejor de los casos, al cabo de unos días o semanas de estar encadenado al escritorio, te someterás a la historia que debe ser contada.