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  • Dios es el mejor ayudador, pero le encanta que le ayuden. Sé ferviente en la oración, pero no descuides los medios humanos. Debes ayudarte a ti mismo de todas las maneras posibles, y entonces el Señor estará contigo.

    "Dictionary of Burning Words of Brilliant Writers", de Josiah Hotchkiss Gilbert, p. 124, 1895.