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Sin duda, las estrellas [de la NASCAR] eran, en su mayor parte, antiguos contrabandistas procedentes de la cantera de talentos de las colinas de las Carolinas: "good ol' boys", como se llamaban a sí mismos. Así los describía la prensa, que poco a poco se fue enamorando de su estridente estilo de vida. Todo eso ha cambiado, y los pilotos de hoy son atletas pulidos y aseados de los que se espera que se comporten en público como marionetas comerciales.