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  • No TENGO paciencia con la hipótesis expresada ocasionalmente, y a menudo implícita, especialmente en cuentos escritos para enseñar a los niños a ser buenos, de que los bebés nacen más o menos iguales, y que los únicos organismos que crean diferencias entre niño y niño, y hombre y hombre, son la aplicación constante y el esfuerzo moral. Me opongo sin reservas a las pretensiones de igualdad natural. Las experiencias de la guardería, la escuela, la universidad y las carreras profesionales son una cadena de pruebas de lo contrario.

    Sir Francis Galton (1870). “Hereditary Genius: An Inquiry Into Its Laws and Consequences”, p.14