Autores:
  • Una nación realmente inteligente podría mantenerse unida por fuerzas mucho más fuertes que las derivadas de los instintos puramente gregarios. Una nación no tiene por qué ser una turba de esclavos, aferrados unos a otros por el miedo, y en su mayor parte incapaces de autogobernarse, y mendigando ser dirigidos; sino que podría consistir en hombres vigorosos y autosuficientes, unidos entre sí por innumerables lazos, en una organización fuerte, tensa y elástica.