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Recuerda que tus huellas son una hebra de la red tejida sin fin en la mano de dios. Están unidas a las del ratón en el campo, el águila en la montaña, el cangrejo en su bodega, el lagarto bajo su roca. La hoja que cae al suelo a mil kilómetros de distancia toca tu vida. La huella de tu pie en el suelo se deja sentir a través de mil generaciones.