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Ya nada puede ser sorprendente, imposible o milagroso, ahora que Zeus, padre de los Olímpicos, ha hecho de la noche el mediodía, ocultando la brillante luz del sol, y... el miedo se ha apoderado de la humanidad. Después de esto, los hombres pueden creer cualquier cosa, esperar cualquier cosa. Que ninguno de vosotros se sorprenda en el futuro si las bestias terrestres cambian de lugar con los delfines y se van a vivir a sus pastos salados, y llegan a gustarles más las olas sonoras del mar que la tierra, mientras que los delfines prefieren las montañas.