Autores:
  • Al igual que nuestras huellas dactilares son únicas, también lo es nuestra identidad. Cada uno de nosotros es una articulación única de lo que el ser humano puede ser. Somos raros, inigualables, misteriosos. Por eso la cualidad de la apertura es tan crucial para nuestro autodescubrimiento. No podemos conocernos por lo que creemos que somos, por lo que otros creen que somos o por lo que dice nuestro carné de conducir. Somos campos de potencial, algunos ya realizados, la mayoría aún no.