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El cristiano que bebe no puede ganar para Cristo a sus compañeros de bebida. La muchacha que baila nunca ganará a su novio que baila. Puedes pensar en ganar el favor y la influencia de los no salvos uniéndote a ellos en la logia, o asistiendo con ellos al cine, o fumando o bebiendo o jugando bridge con ellos, ¡pero no puedes! La mundanalidad significa impotencia. Y eso significa que cada cristiano que se vende es culpable del asesinato de las pobres almas perdidas que van al infierno porque él perdió su influencia.