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El destino lo sabe todo sobre ti, conoce tus miedos y tus debilidades y tus confidencias y fortalezas, y puede estar preparado para todo ello cuando decida que es el momento adecuado. Puede moverte como un peón en una terrible partida de ajedrez, sacrificarte por el bien de los demás, dejarte caer desde un edificio en el que nunca deberías haber estado, contagiarte una enfermedad de la que nadie ha oído hablar jamás. La suerte y el azar son imparciales. El destino es activo. Elige a las personas. Casi como si pensara demasiado en las cosas.