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La razón nunca ha dirigido realmente la realidad social, pero ahora la razón ha sido tan completamente purgada de cualquier tendencia o preferencia específica que finalmente ha renunciado incluso a la tarea de juzgar las acciones y el modo de vida del hombre. La razón los ha entregado para su sanción última a los intereses en conflicto a los que nuestro mundo parece realmente abandonado.