Ciertamente hay una idoneidad en la institución de la Cena del Señor como un memorial permanente por el cual la iglesia en general puede conmemorar el acto más grandioso, y por el cual el corazón de cada creyente individual puede recordar a su amigo más querido. Ustedes, que han aprendido a amar al Salvador, apreciarán su ordenanza por amor al Salvador. Ustedes que se regocijan en la salvación adquirida por Su muerte, no dejarán de mostrar con gratitud y fe la muerte del Señor hasta que Él venga.