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¿Dónde se encuentra la paz? La respuesta es sorprendente pero clara. En la debilidad. ¿Por qué? Porque en nuestra debilidad, nuestras formas familiares de controlar y manipular nuestro mundo están siendo despojadas, y nos vemos obligados a dejar de hacer mucho, de pensar mucho y de confiar en nuestra autosuficiencia. Justo ahí, donde somos más vulnerables, se esconde misteriosamente la paz que no es de este mundo.