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  • Cuando un candidato a un cargo público se enfrenta a los votantes, no se enfrenta a hombres sensatos; se enfrenta a una muchedumbre de hombres cuyo principal rasgo distintivo es el hecho de que son totalmente incapaces de sopesar ideas, o incluso de comprender alguna, salvo las más elementales; hombres cuyo pensamiento se realiza en términos de emoción, y cuya emoción dominante es el miedo a lo que no pueden comprender. Así enfrentado, el candidato debe ladrar con la manada o perderse... Todas las probabilidades están del lado del hombre que es, intrínsecamente, el más taimado y mediocre.

    The Baltimore Sun, July 26, 1920.