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Al subir al patíbulo para ser decapitado: "Os ruego, señor teniente, que me subáis con seguridad, y que para bajar me dejéis cambiar de lugar". Al verdugo: "Anímate, hombre, y no temas hacer tu oficio; mi cuello es muy corto; ten cuidado, pues, de no golpear mal, por salvar tu honestidad".