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Así que, finalmente, llegó a un último acuerdo consigo mismo, que ha mantenido religiosamente desde entonces, y era contar cada pez que pescaba como diez, y asumir diez para empezar. Por ejemplo, si no capturaba ningún pez, decía que había pescado diez; según su sistema, nunca se podían pescar menos de diez peces. Entonces, si por casualidad realmente pescaba un pez, lo llamaba veinte, mientras que dos peces contarían treinta, tres cuarenta, y así sucesivamente.