Autores:
  • Es imposible no sentirse conmovido por el brío, el valor y la energía con que Churchill atacó a su último y finalmente invencible enemigo, la vejez y la enfermedad. Como en todas sus campañas, asaltó a su adversario con un ánimo inagotable, consejos expertos, abundantes raciones de brandy y champán, y el apoyo cariñoso y sufrido de su esposa.