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Un buen soldado se entrega en cuerpo y alma. Cuando recibe una orden, se le pone dura, y cuando clava su lanza en las tripas de su enemigo, se corre.
Un buen soldado se entrega en cuerpo y alma. Cuando recibe una orden, se le pone dura, y cuando clava su lanza en las tripas de su enemigo, se corre.