Jefferson, aunque el voto secreto era aún desconocido en aquella época, tenía al menos el presentimiento de lo peligroso que podía ser permitir al pueblo compartir un poder público sin proporcionarle al mismo tiempo más espacio público que las urnas y más oportunidades de hacer oír su voz en público que el día de las elecciones. Lo que él percibía como el peligro mortal para la república era que la Constitución había otorgado todo el poder a los ciudadanos, sin darles la oportunidad de ser ciudadanos y de actuar como tales.