El monopolio político y el monopolio económico son dos caras de la misma moneda, dos cabezas del mismo monstruo. A pesar de todas las afirmaciones en sentido contrario, la ideología esencial del neoconservadurismo es preservar el statu quo, con todas sus injusticias. Sus expertos en relaciones públicas reclaman "libertad y democracia" sin un marco de valores superiores. No comprenden la necesidad de un paradigma de justicia y, por tanto, están ciegos ante lo que preocupa a la mayoría de la gente del mundo. Este fracaso es la raíz del terrorismo.