Nuestros Padres Fundadores comprendieron bien que el poder concentrado es enemigo de la libertad y de los derechos del hombre. Sabían que el experimento estadounidense de libertad individual, libre empresa y autogobierno republicano sólo podría tener éxito si el poder estaba ampliamente distribuido. Y puesto que en cualquier sociedad el poder social y político fluye del poder económico, vieron que la riqueza y la propiedad tendrían que estar ampliamente distribuidas entre los habitantes del país. La verdad de esta idea es evidente de inmediato.