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La lucha fundamental hoy no es entre individualismo y colectivismo, libre empresa y socialismo, democracia y dictadura. Éstas son sólo las manifestaciones superficiales de una lucha más profunda que es moral y espiritual y que implica por encima de todo si el hombre debe existir para el Estado, o el Estado para el hombre, y si la libertad es del espíritu o una concesión de una sociedad materializada.