La culpa de ello la tiene el capitalismo monopolista, que desvincula el derecho a la propiedad de la responsabilidad que ésta conlleva. Quienes poseen sólo unas pocas acciones no tienen el control práctico de ninguna industria. Votan por poder postal, pero rara vez han visto siquiera "su" empresa. Los dos elementos que deberían estar inextricablemente unidos en cualquier concepción verdadera de la propiedad privada -la propiedad y la responsabilidad- están separados. Los que poseen no gestionan; los que gestionan y trabajan no controlan ni poseen.