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Haced entonces vuestras previsiones, mis señores astrólogos, con vuestros médicos serviles, por medio de esos astrolabios con los que pretendéis discernir las fantásticas nueve esferas móviles; en ellas aprisionáis finalmente vuestras propias mentes, de modo que no me parecéis sino loros enjaulados, mientras os observo bailar arriba y abajo, girar y saltar dentro de esos círculos.