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Si algún agujero no posee una individualidad llamativa por algún don de la naturaleza, hay que dársela, en la medida de lo posible, artificialmente, y el artificio debe introducirse de manera tan sutil que parezca natural.
Si algún agujero no posee una individualidad llamativa por algún don de la naturaleza, hay que dársela, en la medida de lo posible, artificialmente, y el artificio debe introducirse de manera tan sutil que parezca natural.