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Los herejes eran perseguidos amargamente por la más mínima desviación de las creencias aceptadas. Era precisamente su obstinación por nimiedades lo que irritaba a los justos hasta la locura.
Los herejes eran perseguidos amargamente por la más mínima desviación de las creencias aceptadas. Era precisamente su obstinación por nimiedades lo que irritaba a los justos hasta la locura.