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Cuando dejé la droga y el alcohol, mi sensación inmediata fue 'he salvado mi vida, pero habrá un precio porque ya no tendré nada que me zumbe'. Pero disfruté de mis hijos. Mi mujer me quería y yo a ella. Y con el tiempo la escritura volvió y descubrí que la escritura era suficiente. Lo estúpido es que probablemente siempre lo había sido.