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  • No hay odio sin miedo. El odio es miedo cristalizado, dividendo del miedo, miedo objetivado. Odiamos lo que tememos y, por tanto, donde está el odio, acecha el miedo. Así, odiamos lo que amenaza nuestra persona, nuestra libertad, nuestra intimidad, nuestros ingresos, nuestra popularidad, nuestra vanidad y nuestros sueños y planes para nosotros mismos. Si logramos aislar este elemento en lo que odiamos podremos dejar de odiar... El odio es la consecuencia del miedo; tememos algo antes de odiar; un niño que teme los ruidos se convierte en el hombre que los odia.

    "The Unquiet Grave". Book by Cyril Connolly, 1944.