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  • Nuestra sociedad está llena de fugitivos, abandonos y renunciantes. La epidemia del alejamiento ha golpeado nuestra tierra con efectos tan devastadores como la peste bubónica, y ha destruido millones de vidas y relaciones efectivas. Estamos tan centrados en nosotros mismos que hemos dejado de dar la vida por los demás. Hemos visto a otros desfallecer o alejarse y les hemos seguido en su debilidad. Hemos desmayado cuando podríamos haber perseverado cambiando nuestra fuerza por la Suya. Con Su fuerza, no sólo podríamos haber seguido caminando, ¡podríamos haber corrido!

    Kay Arthur (2004). “God, How Can I Live?”, p.111, Harvest House Publishers