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Leo sobre los avivamientos del pasado, grandes avivamientos arrolladores donde miles de hombres fueron arrastrados al Reino de Dios. Leí acerca de Charles G. Finney ganando miles y cientos de miles de almas para Cristo. Luego tomé un libro y leí los mensajes de Charles G. Finney y el mensaje de Jonathan Edwards sobre 'Pecadores en manos de un Dios airado', y dije: '¡No es de extrañar que los hombres temblaran; no es de extrañar que cayeran en los altares y clamaran en arrepentimiento y sollozaran su camino al trono de la gracia!'.