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  • Debemos darnos cuenta de que ningún arsenal ni ninguna arma en los arsenales del mundo es tan formidable como la voluntad y el valor moral de los hombres y mujeres libres. Es un arma que nuestros adversarios en el mundo de hoy no tienen. Es un arma que nosotros, como estadounidenses, sí tenemos. Que lo entiendan quienes practican el terrorismo y se aprovechan de sus vecinos. En cuanto a los enemigos de la libertad, aquellos que son adversarios potenciales, se les recordará que la paz es la máxima aspiración del pueblo estadounidense. Negociaremos por ella, nos sacrificaremos por ella; no nos rendiremos por ella, ni ahora ni nunca. Somos estadounidenses.

    Primer discurso inaugural, pronunciado el 20 de enero de 1981
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