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Si para disfrutar incluso de un presente agradable debemos tener la seguridad de un futuro feliz, estamos "pidiendo la luna". No tenemos tal seguridad. Las mejores predicciones siguen siendo cuestiones de probabilidad más que de certeza, y por lo que sabemos, cada uno de nosotros va a sufrir y a morir. Si, por tanto, no podemos vivir felices sin un futuro asegurado, ciertamente no estamos adaptados a vivir en un mundo finito donde, a pesar de los mejores planes, ocurrirán accidentes, y donde la muerte llega al final.