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  • Cuando honras a Dios, las tormentas pueden venir, pero tienes una promesa que otros no tienen: Cuando todo esté dicho y hecho, seguirás en pie. Puede que sufras algún revés, pero no te desanimes. Si te mantienes en la fe, Dios te promete que cuando el humo se disipe, cuando el polvo se asiente, no serás la víctima, serás el vencedor.