-
¿Por qué no habríamos de experimentar angustia? A través de esas puertas, Dios nos abre caminos de comunión con su Hijo. La mayoría de nosotros nos derrumbamos al primer apretón de dolor. Nos sentamos en la puerta del propósito de Dios y entramos en una muerte lenta a través de la autocompasión. Y toda la supuesta simpatía cristiana de otros nos ayuda hasta nuestro lecho de muerte. Pero Dios no lo hará. Él viene con el apretón de la mano traspasada de Su Hijo, como si dijera: "Entra en comunión conmigo; levántate y resplandece". Si Dios puede lograr Sus propósitos en este mundo a través de un corazón quebrantado, entonces ¿por qué no agradecerle por quebrantar el tuyo?