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Recuerdo que entré en el estudio de la Biblia. Tenía un nudo en el estómago. En mi mente, sólo los raros y los fanáticos iban a estudios bíblicos. No recuerdo lo que se dijo aquel día. Lo único que sé es que cuando salí, todo había cambiado. Nunca olvidare estar fuera de ese apartamento en el Upper East Side y decirme a mi mismo, "Es verdad. Es completamente cierto". El mundo parecía completamente distinto, como si le hubieran quitado un velo. No tenía ni un ápice de duda. Me invadía una alegría indescriptible.