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Reconocer nuestras faltas cuando se nos reprochan, es modestia; descubrirlas a los amigos con ingenuidad, es confianza; pero predicarlas a todo el mundo, si no se tiene cuidado, es soberbia.
Reconocer nuestras faltas cuando se nos reprochan, es modestia; descubrirlas a los amigos con ingenuidad, es confianza; pero predicarlas a todo el mundo, si no se tiene cuidado, es soberbia.