-
El destino de un hombre es su propio temperamento; y según éste será su opinión en cuanto a la manera particular en que se regula el curso de los acontecimientos. Un hombre consecuente cree en el destino, un hombre caprichoso en el azar.
El destino de un hombre es su propio temperamento; y según éste será su opinión en cuanto a la manera particular en que se regula el curso de los acontecimientos. Un hombre consecuente cree en el destino, un hombre caprichoso en el azar.