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El que aplaza la hora de vivir como es debido, es como el rústico que espera a que pase el río (antes de cruzarlo); pero éste se desliza y se deslizará eternamente.
[Lat., Vivendi recte qui prorogat horam
Rusticus expectat dum defluat amnis; at ille
Labitur et labetur in omne volubilis aevum].