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Dos ángeles guían
El camino del hombre, ambos ancianos y aún jóvenes.
Como son los ángeles, madurando a través de interminables años,
En uno se apoya: algunos la llaman Memoria,
y otros Tradición; y su voz es dulce,
con profundos acordes misteriosos: la otra,
Flotando por encima, sostiene una lámpara con corrientes
Una luz divina y buscadora sobre la tierra,
Obligando a los ojos y a los pasos. La memoria cede,
Sin embargo, se aferra con control de amor, y brilla de nuevo,
Reflejando todos los rayos de esa lámpara brillante
Nuestro ángel Razón sostiene. No habríamos caminado
si no fuera por la Tradición; caminamos siempre
A caminos más altos iluminando la lámpara de la Razón.