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  • Puedes decir: "Deseo enviar esta pelota para matar al león que está agazapado allá, listo para saltar sobre mí. Mis deseos están bien, y espero que la Providencia dirija la pelota". La Providencia no lo hará. Debes hacerlo; y si no lo haces, eres hombre muerto.

    Henry Ward Beecher (1858). “Life Thoughts”, p.106